O xornal “La Voz de Galicia” do 20 de abril de 1884 recolle unha noticia que, según nos di, foi publicada antes noutro xornal (“La Gaceta de Galicia”) e que se refire ao reloxio do concello e como os avatares políticos influiron no seu funcionamento. Di así:
Dice La Gaceta de Galicia:
El ayuntamiento de Arzúa, hechura del Sr. Cánovas, ha dejado cesante al encargado de darle cuerda al reló de aquella villa, el cual empleado ganaba un real diario.
La economía del nuevo municipio, consistió en nombrar uno de los suyos con un aumento de sueldo.
Pero he aquí que el pueblo se alarmó, de la noche á la mañana de un modo imponente.
El reló daba tantas y tantas horas que Dios sabe á donde iría á parar, si los vecinos, gente de órden, no hiciesen callar al medidor del tiempo, á mano armada; es decir, tomándole el pelo… y paró.
Los vecinos quieren que se reponga al que antes estaba encargado de dar cuerda, como mas entendido.
El otro, es decir, al amigo del ayuntamiento se llama Perico, y se arma cada lío con lo de “Périco tu no sabes”, “Perico tu no entiendes”, que es cosa de reirse.
Por fin, el reló dicen que no da la hora después de dar tantas juntas.
Opino que se le acabaron, y hasta que se encarguen más…
No se dará la hora en Arzúa.
Es decir, la hora dánla esos ayuntamientos de la novísima recopilación.
Y eso que andan atrasados.
Outra versión do mesmo feito apareceu na mesma data noutro xornal, en “El Correo Gallego: Diario político de la mañana” (número 1662):
En el Ayuntamiento de Arzúa anda todo descontrolado.
Menos el reloj, que ese ya ni se mueve.
Por intrigas electorales se dejó cesante a la persona encargada de darle cuerda, sustituyéndole otro empleado á quien se asignó doble dotación.
Pero el reloj empezó a negarse á repetir las horas y ahora para fin de fiesta dejó de andar.
El vecindario atribuye este fracaso á la ineptitud del nuevo encargado de dar cuerda al reloj.
¡Y mire V. que contrastes!
Hay quien opina en Ferrol
que ese desconcierto solo
intrigas de Hermida son;
pues quiere seguramente
ver descompuesto el reloj
para que no sepa nadie,
de una legua en derredor,
á las horas que se empieza
y se acaba la elección.