Arzúa na guía Galicia Enteira de X.L. Laredo Verdejo

Edicións Xerais de Galicia publicou en 1985 unha serie de 12 guías na colección “Guías montes e fontes” elaboradas por Xosé Luis Laredo Verdejo coa colaboración de Constantino Fernández Álvarez, Xosé María Laredo Verdejo e Efrén Vázquez Vázquez. O volume 8 (ISBN 8475071872) desta serie de guías, que leva o subtítulo “A Ulloa. Terra de Melide. Deza e Chantada” adica unhas poucas páxinas a Arzúa, no capítulo “de Lugo a Santiago”:

66 km (Marco 577 Km). ARZÚA é a cabeza dun concello (7.377 habitantes; 47,7 hab./Km²) basicamente agrícola e gandeiro, espallado polos fértiles valiños dos ríos Boente, Rendal e Brandeso, que enchen o encoro de Portodemouros. Os productos da terra comercializanse nunha importante feira-mercado que se celebra os días 8 e 22 de cada mes.

Como vila que atravesaba o Camiño Francés, tivo a súa importancia, da que queda lembranza no Códice Calixtino e na capela da Madanela, semiabandonada. Esta capeliña, obra do século XVII, garda a sepultura de Alonso Muñiz, o seu fundador.

Entre os variados e saborosos froitos desta terra de Arzúa, destacan os afamados queixos, que se ensalzan nunha falangueira feira ós comenzos do mes de Marzo.

Do centro de Arzúa sae unha estrada contra o Sur na dirección da Vila de Cruces (26 Km.) Este camiño ten un percorrido pintoresco por belas paisaxes deica a represa de Protodemouros. Alí atravesa o Ulla e empata coa estrada de Valboa á Vila de Cruces. Os 5 Km. de Arzúa veredes desde a mesma estrada o pazo de Brandeso.

O pazo de Brandeso é hoxe un edificio rectangular macizo con capela afastada e portalón de entrada moderno, resultado de reformar un antigo pazo señorial que, consonte a inscripción na capeta foi construído no ano 1.544. No beirado do edificio apuxeron coma adorno as almenas da antiga torre desfeita en 1908. Na capela están sepultados os fundadores, Fernán Montero de Mella e Inés de Villar e Aguiar. O nome deste pazo foi recolido por Valle Inclán para situa-los amores do marqués de Brandomín en “Sonata de Otoño”.

Arzúa no ano 1985 no arquivo da TVG

Neste de vídeo, emitido pola TVG o 31 de decembro do ano 1984 no que se poden ver imaxes da rúa de Lugo, a praza da vila, a festa do queixo, explotacións agrarias e gandeiras, a rua do Carme, o taller de Guarnicionería Hermanos Gómez da Fraga do Rei, a igrexa de Santiago de Arzúa, a igrexa de Rendal e o Pazo de Brandeso coa sua capela (San Lourenzo)

A Arzúa de 1988 segundo a pluma de José Luis Alvite

Arzúa José Luis Alvite

Con motivo da décimo terceira Festa do Queixo de 1988 o xornal “La Voz de Galicia” publicou un especial no que se incluíu un artigo de José Luis Alvite baixo o título “Arzúa: un invierno de luz a fuego lento” e no que o famoso periodista acaba confesando que o seu soño era morrer en Arzúa, onde nos seus funerais uliría a un tempo a incenso e filloas.

O artigo estaba ilustrado cunha fotografía de Tino Viz e o texto dicía así:

Arzúa (Por José Alvite, enviado especial). ¿Cómo divertirse cuando uno se pasa la vida a 43 grados latitud norte y 8 grados 10 minutos longitud oeste? ¿Cómo sobreponerse a la melancolía, al tedio, al implacable pero morboso paso del tiempo cuando uno está de brazos cruzados en un lugar a cielo abierto, no pasa febrero y la temperatura media es de 7,5 grados centígrados? Para el viajero de la empresa «Freire» que circula con ciertas prisas entre Compostela y Lugo, la villa de Arzúa puede ser la inhóspita parada en la que un día (¿era Arzúa?) pudo comprar fuera de hora el regalo que olvidara. Para otros, Arzúa será el lugar en el que vomitó hace treinta años, cuando de niño le llevaban sus padres a Lugo, donde se entendía que empezaba el extranjero, donde inclusa parecía probable encontrarse gallegos negros. Pero para los arzuanos, la agridulce Arzúa es el foro familiar en el que cotidianamente debaten las cosas grandes y las cosas pequeñas, donde soportan las inclemencias de la vida en un clima que a este viajero le parece acogedor, hogareño, simple y hondo al mismo tiempo. Seguramente uno de los tan numerosos y a menudo exquisitos escritores de viajes que regaló al mundo Inglaterra hubiese hecho más por Arzúa que los coches de «Freire», que ya no es poco.

Paisaje conmovedor

Habría que empezar por viajar en carreta porque el deleite consiste generalmente en la parsimonia. Mi compañero Manolo Beceiro me transportó en un «Escort» e hizo lo posible por circular con cierta ceremonia, lo que me ha permitido degustar un paisaje vespertino verdaderamente conmovedor. No se trata en este caso del socorrido valle umbrío por el que corre el río manso y al que los poetas, siempre tan manirrotos, ponen ocasionalmente unos cerámicos cisnes danubianos.

Los ríos de Arzúa son cursos de altura, ríos aéreos, escarpados, con soberbios ejemplos de indolencia, como ocurre con las colas del embalse de Portodemouros, que inunda hermosas vaguadas. Las ácidas tierras arzuanas escupen el río, no se quedan apenas con sus aguas; hacen resbalar como agua de porcelana.

En el cautivador diapasón de Brandeso se fijó el genio de don Ramón del Valle Inclán para alojar a sus personajes durante las inolvidables páginas de «La sonata de otoño». Naturalmente, el Marqués de Bradomín no cabalga por las tierras altas de Arzúa porque a 340 metros sobre el nivel del mar parece imposible que sobrevivan los vegetales de que está hecha su alma, que es una especie de jardín veneciano, casi una flor acuática.

Pero necesitaba don Ramón un nombre sonoro, algo misterioso, ni largo ni corto. Y tomó el de Brandeso para que en el pazo languideciese Concha, para que por sus pasillos se viese con penumbra de candelabro al marqués de Bradomín llevando en brazos a su amada muerta, a su Concha blanda, derretida por el hastío y la pasión.

La sonata valleinclanesca tiene un aroma presalobre y la brisa de sus páginas es la brisa leve que mece las dornas arosanas y no el viento afilado que dobla en Arzúa los eucaliptos y tuerce hasta el Iso las «polas» de los árboles.

Invierno dorado

A ciertas horas hay en Arzúa un invierno dorado, un invierno de luz a fuego lento, una luz astral que tuesta deliciosamente él paisaje y la tez de los niños. Así fue hace unos días, cuando rematamos el viaje en el alto vértice arzuano, donde acaban los párrafos verdes de la tierra y empiezan los esmerilados renglones del cielo.

A las ocho de la tarde de un día de semana no hay discoteca abierta y se encuentra poca gente en los bares. Me dicen que es una población laboriosa, sin ocio posible, sin tiempo para el desperdicio al estilo compostelano. Apenas hay luces de neón, ni tráfico en las calles. Se percibe una sedante sensación de holgura, de espacios sobrantes, de lugar bastante para aparcar un tren cargado de gente soñolienta apenas iluminada por la potásica luz de los vagones.

En un bar hay dos muchachas con las piernas recogidas sobre un sofá. Miran al televisor, que está en un ángulo oscuro del café. Cerca de la puerta, en un recodo de la barra, nos miran dos clientes fijos, probablemente intrigados por nuestra presencia con papeles en las manos y la conversación muy alta, afinada en el tono excéntrico a que obliga la mundanidad en los pubs de Compostela.

No hay discoteca salvo que sea fin de semana. Quien tengan menos de veinte años difícilmente recordará que hubo cine en Arzúa. Prácticamente han muerto los repartos completos de las últimas películas proyectadas en el cinematógrafo local.

Pero sobreviven muchachas acaso dulces y taciturnas, heridas muchachas de lánguida mirada abrochada con ojos de lava azul, que, como la Mia Farrow de «La rosa púrpura de El Cairo», sueñan con que del autobús de «Freire» baje algún día un tipo alto y desenvuelto, un hombre maduro con pies grandes y manos calientes, uno de esos seres improbables que alimentan nuestros sueños hasta que la muerte nos escoge con sus pies blandos y sus manos heladas para escondernos donde ni los perros nos huelan.

Mi triste sueño favorito

Pero del autobús de «Freire» nunca baja nadie capital, nadie que cambie el orden de los ríos, el brillo del sol, el impepinable agotamiento de un día y otro día, un mes y otro mes, un año y otro año sin que ocurra nada que nos cambie el pulso, sólo con la genérica sensación de que la chica del sofá acabará cayendo en brazos de un perito agrónomo que la cautivará con una conversación sobre la repercusión del glaucoma en la productividad de las abejas.

He de confesar que muchas veces he huido de Compostela buscando las escasas arzúas del mundo y en no pocas ocasiones en mi frenesí fugitivo he ido a parar a los cafés de Arzúa. Es apasionante que todo el mundo se conozca, que tengas cerca el socorro del amigo, la cocina del vecino, el consuelo de la puerta de al lado, que todo el mundo se sepa de memoria la talla de camisa del convecino, sus nostalgias, su fe o sus incógnitas.

En un censo de 7.137 habitantes (datos del 86) nadie muere sin una mano de la que despedirse, sin un beso salado, sin que se le ponga un nudo en la garganta al humilde, anónimo, sobrio can sin pedigrí, sin sotueres, sin heráldica, tan distinto del perro educado, enciclopedista, presuntuoso y urbano perro de salón que da la impresión de estar siempre a punto de aparecer como suplente en alguna lista electoral.

Unos cuantos grados por debajo de la temperatura compostelana a la que a diario apuro mi desolación personal, he percibido en Arzúa la sensación de haber pasado unas horas sentado al borde de mi triste sueño favorito: morir donde sea posible que en mis funerales huela a un tiempo a incienso y a filloa.

O Rock & Roll en Arzúa según Carlos Mariño

O rock & roll en Arzúa

Do “Caderno dos Botes Ano I, nº I” tiramos este artigo que firma Carlos Mariño e que leva por título “O Rock & Roll en Arzúa”.

Non cabe dúbida de que si os primeiros organizadores da “Festa do Queixo” polo ano 75 non decidísen exaltar o noso queixo, con actos culturais, como o famoso festival folk con grupos da calidad de: Milladoiro, Fuxan os Ventos, Brath, Na Lúa… e dos solistas: Amancio Prada, Suso Vaamonde, Emilio Cao, etc., moi probablemente Arzúa non destacaría hoxe polos concertos de rock. Pero afortunadamente e seguindo o rumbo dunha década de consagración do rock estatal, Arzúa apuntouse a “Movida” (a famosa polémica definición) acadando un alto nivel na celebración de concertos de rock.

Un dos primeiros grupos de rock en achegarse a nosa vila foron os METEORO de A Coruña, sobre 1983, pero a data clave para o despegue destos eventos musicais, foi Marzo do 85, ca actuación dos vigueses AEROLINEAS FEDERALES, que por aquel entonces lideraba o Sinietrísimo Miguel Costas, concerto pasado por auga, con escaso público, pero moi divertido. Cinco meses despois, a “Festa dos Botes” incluía no seu cartel o trío de Marín CAJA-B, que animaron a proseguir na liña iniciada.

Xa en 1986 e co motivo da XIª Festa do Queixo déuse un paso decisivo con concertos dos portugueses G.N.R. que brindaron un gran espectáculo, e de OS RESENTIDOS de Antón Reixa que presentaban, o seu xa célebre “Fai un sol de carallo” (Galicia Canibal), que se editou poucos días despois. A réplica da Festa dos Botes, dóuse con dúas bandas xa desaparecidas de A Coruña: LINEA OPUESTA e RADIO OCEANO, estos últimos e como eles recoñecen ainda hoxe, ofreceron un dos seus mellores directos da súa corta pero importante historia.

1987, comenzou cunha enorme polémica para o rock en Arzúa, a actuación de LA POLLA RECORDS, que será máis recordada pola polémica erguida que pola calidade músical do grupo abertzale. A espectación por este grupo eclipsou a actuación dos coruñeses ALGUIEN. En agosto e pese ás reservas e reticencias dunha minoría, logrouse consolidar a boa imaxe do rock no noso pobo, gracias a os DESPERADOS do carismático Fernando Martín e os Barceloneses BRIGHTON 64 (hoxe Brigatones), concerto de moi grato recordo para a xuventude da vila e dos festeiros que escomenzaban a ser adictos aos directos de Arzúa. Grupos que foron acompañados pola banda arousán VIEJA TÁCTICA.

Se tódolos concertos fortos de gran calidade, quizá o de Malevaje, Los Coyotes e La Frontera destaque pola súa gran resonancia e afluencia (dende Vigo fletaronse dous buses) os tangos postmodernos de MALEVAJE, a mensaxe latina de LOS COYOTES, do tudense Víctor Abundancia, e os potentísimos LA FRONTERA, liderados por Javier Andreu, enfervorizaron ás masas que alí se atopaban, a unha hora xa intempestiva. O día anterior, e como presaxio deste memorable concerto, os VIUDA GOMEZ a tódolos fillos adoptivos do rock en Arzúa. Na Festa dos Botes dese memos ano, 1988, celebrouse un concerto que non baixouo o alto listón do do “Queixo”, as actuacións dos daquela prometedores de A Rúa, LA ROSA, da revelación estatal e dende Sabadell: BB SIN SED, aínda hoxe inxustamente iñorados, pero moi recoñecidos en Arzúa. O memos poderíase decir do terceiro grupo, os madrileñísimos (de Chueca): BURNING, que nunha noite como a calificaba Pepe Risi: “especial para el rock and roll“, ás dúas da noite e a máis de 20 graos, os Burning interpretaban maxistralmente os seus xa clásicos “¿Qué hace una chica como tú, en un sitio como este?”, “No es extraño que tu estés loca por mi” ou o seu peculiar Johnny Be Goode que a máis de ún, emocionou a saltar con eles no escenario.

Difícil se poñía en 1989 manter o nivel do ano anterior, na Festa do Queixo, logrouse en dous días. O primeiro cos vigueses LOS CAFRES, que non contaron co insumiso Pablo Ramallo, e os lucenses THE CONTENTOS. O segundo día, e pese a calidade dos grupos, a xente non respondeu como no ano anterior, e así os hoxe tan recoécidos maiorquíns de LA GRAJA, os “primos-irmáns” de Los Ronaldos: LAS RUEDAS, e un dos mellores grupos de rock estatal hoxe en día: LOS ENEMIGOS, pasaron inxustamente desapercibidos, pero os que alí estivemos, vibramos cos tres grupos, e de xeito especial coa guitarra de Josele Enemigo. Para os “Botes”, menos apoiada economicamente resultou máis difícil, aínda, seguer nesa liña de calidade, así que optouse por reclamar de novo a Johny e Pepe: BURNING, era a primeira vez que repetía un grupo; pero os Burning, merecníanno. Xunto a eles chegaron dende Barcelona unha FLORES DEL MAL con música dos Rebeldes, Decibelios,.. e LOS PROSCRITOS, auténticos “chicos de provincia”, de Binéfar (Huesca), que versionaron o clásico de Bob Dylan: “Como una bala perdida”.

Respecto a este ano, 1990, destacaría as actuacións na discoteca, con grupos a maioría deles xa coñecidos en Arzúa: BB SIN SED, LA ROSA, LOS CONTENTOS. Pero os que si debutaron, foron os recentemente grupo revelación nacional, pola crítica máis especializada, os albacetenses: SURFIN – BICHOS, rock con profundas influencias eclesiásticas. No que se refire a Festa do Queixo, non cabe dúbida que o festival foi de gran calidade ao contar cun grupo de peso, no mundo do folk, como é Milladoiro, pero quizais se descoidase un tanto o rock, que gracias a brilante actuación dos tamén repetidores DESPERADOS, mantiveron a antorcha do rock, acompañados por LOS DALTON. Para a Festa dos Botes agárdanos un gran concerto cos míticos NIKIS (os Ronaldos españois), DOMINGO Y LOS CÍTRICOS e probablemente LOS ENEMIGOS.

Por último e inevitablemente, non podería rematar este recordo do rock en Arzúa sen facer referencia do “rock de Arzúa”, animando a toda a xente que faga rock, e música en xeral, especial a Banda de Rock local: RUTA-66, (antes LOS ELEMENTOS).

Carlos Mariño

Pregón de Antón Fraguas na IX Festa do Queixo

O 4 de marzo de 1984, cando contaba 78 anos, Antón Fraguas Fraguas o galeguista, historiador, antropólogo e etnólogo a quen se lle adicou o día das letras galegas en 2019 estivo en Arzúa lendo o pregón da IX Festa do Queixo que conservamos grazas a que se recolleu no número 2 da revista “Uilla noua: voceiro arzuán” en marzo do 1986. Antón Fraguas tamén foi o pregoeiro da Festa do Queixo nos anos 1976 e 1977. A continuación transcribimos o contido das páxinas 26 e seguintes daquel segundo e último número de Uilla noua:

Fai mais de cincuenta anos que pasei por iste camiño e por iste pobo, na compaña de outros amigos pra percorrer as terras de Melide a arrecadar datos pra facer o estudio da comarca. Na casa onde paraba o coche de línea había nun departamento adicado a comedor unhas pinturas murales feitas por un entonces xoven pintor e poeta, Prado Díaz, que índa vive en Compostela. Levo dende aquela data pasado moitas veces por estes camiños e tamén meditado moito no seu pasado que se apoia na prehistoria e na estampa xeográfica do presente.

As terra Arzuáns mostran moitos restos de mámoas e de castros que nos axudan a comprender as raices de vellos estamentos e a importancia do lonxano poboamento; xa fixo en lugares onde podia desenrolar a súa vida. Viñeron xentes de fora e impuxeron novos rumbos, a vida cambeou de un modo semellante a como vai cambeando de un modo semellante a como vai cambeando nos nosos días. Abríronse camiños e orgaizouse millor o comercio, cultivaronse maís terras porque había mais poboación pra manter, os veciños deixan o castro e aséntase na encosta e no val. As vellas calzadas románs chegaron ós nosos días e o carro, tan gasalleiro, sempre troupeleo con aires de muiñeira, cando valeiro baixaba pola corredoira empedrada, e cantaba ledizoso cando iba cargado pro curral do seu amo.

Á calzada román ve emparellarse outro camiño, o Camiño Francés, que foi tan grande a súa importancia que a sú roita foi camiño por excelencia. Foi camiño de pelengríns, de Santos, de Reises, de tremendos pecadores, de grandes artistas, de de furibundos ladróns. Nos momentos de mais movimento de xentes pra Compostela, Arzúa tiña unha muralla pra defenderse de peligrosos viaxeiros, pero tamén, claro está, pra recaudar os dereitos de portádego. É, precisamente, por semellantes cobranzas polo que sabemos dos seus muros. O señor da Vila era o Arcebispo de Santiago que ten uns dreitos especiales ben especificados nos Fueros: no dreito de portádego sinala a perceución de cada uno con istas verbas: Item ha mas el dicho señor la mitad de portaje a la otra meitad lieuala el concejo del dicho lugar por privilegio que ovieron de los Arçobispos Don Beringuel e Don Pedro, para faser la cerqua: e fueles otorgado por once años que son pasados e mais seis anos: e agora cógenlo sin privilegio nin confirmación vuestra. Están coa cerqua, é decir coa cerca, como se chama a muralla de Santiago nun gran tramo onde había unha imaxen da Virxen nun nicho, e índa hoxe se chama así. O Arcebispo Don Beringuel, é don Berenguel de Landora contra quen loitaron os composteláns que desexaban impoñer o poder civil independente do eclesiástico, o poder dos leigos sobor do poder eclesiástico. Quizais por os acontecimientos composteláns non fai reclamación ós alcaldes de Arzúa que cobran xa fora do tempo que lle deran. o outro Arcebispo é don Pedro V que morre no ano 1351.

O Camiño Francés ten a súa guía dende moi antigo e Arzúa queda no medio de dúas estacións que se citan por Aymerid Picaud: Castaniola, como di o Calixtino, Castañeda, e Ferreiros. A Castañeda era moi importante polos fornos de cocer a cal porque eiquí facíase o cemento, como lle chama Walter Starkie, e as pedras de cal traíannas os pelengríns dende Triacastela, localidade que se atopa no Camiño despois de pasar o Cebreiro e Liñares, a pouco de entrar en Galicia, era como unha penitencia imposta por cada ún, a seu gusto, pra contribuir dese xeito á obra da Basílica Xacobea. E maís preto de Arzúa, ahí en Ribadiso, xusto ó pasar o río pola ponte vella, que colle o camiño dreito que baixa dende a volta da Portela, atópase unha casa arruinada, foi un Hospital que se chamaba Hospital de Ribadiso e pertenecia o gremio de plateiros de Santiago. Atndía os pelegríns, curándolle as feridas principalmente dos pés, os pelengríns parolaban e así xurdían contos e lendas, historias de Santuarios, milagres de Sanotos e loitas de señores ou amores de princesas e das damas dos castelos. Os veciños de Arzúa escoitaban de mañanciña cando saian pro agro para oir algún canto de viaxeiros en línguas aleas, e poida que algunha vez un troveiro fixera un recital de namorado acompañado con dulzaina ou zanfona, a algunha fermosa arzuana.

Os viaxeiros que escribiron do seu viaxe teñen notas curiosas, certas inesactitudes e cargan a mais non poder as notas ruíns que lle cadrou de atopar. E pra que vexan un exemplo reparen no que dí Jerónimo Münzer no seu relato: “O día 21 de nadal, escribe Münzer, despedímonos de Santiago i-encamiñámonos a Ferreiros, aldea a cinco leguas de aquela cidade, onde tivemos fementido hospedaxe. Ó seguinte día fixemos unha xornada de nove leguas pasando polo lugarexo de Melide, e por Segonde; o 24 chegamos a Portomarin, e, dende alí, atravesando un gran río e o cabo de oito leguas a Sarria. Toda esta comarca é fertil índa que montañosa e pouco poboada; a carne de porco e nela o alimento principal, e verdadeiramente que a xente do país é porca sobre toda ponderación”.

Como lle chamou lugarexo a Melide, escoitemos o que nos dí outro relator, Antonio de Lalain, señor de Montigny, na descripción do viaxe de Felipe o Fermoso, a quen acompañou nos dous viaxes, fala así dos mesmos lugares, sendo moi pequena a separación dos anos: “O martes oito de marzo, refire Lalaing, oída a misa foron a parar a Ferreiros, cando habían camiñado cinco leguas. (Cearon e durmiron alí). O mércores camiñaron catro leguas, logo comeron en Melide, vila fermosa pero pequena; é condado e hai alí castelo. E despois camiñaron cinco leguas e aloxáronse nun pobo chamado Guntín”. Ahí temos a diferencia. Este, o señor de Montigny, comeu e durmeu en Ferreiros e atopou as cousas ben e todo limpo; pero onde se descobre millor a diferencia é na referencia a Melide, pra Münzer é un lugarexo, usa a clásica forma despectiva, mirou e non soupo ver; en troques pro señor de Montigny é unha vila fermosa. Facemos a cita pra que non pensemos que por ser extranxeiro xa vai facer loubanza da nosa terra.

Hai que destacar tamén o fenómeno románico mais ou menos relacionado co Camiño Francés pero sempre realizado polos canteiros galegos, e, como unha constante; a vida, a vida campesiña afincada á terrra na que cada primavera é unha espranza e cada outono unha gozosa regalía das colletias, xa nas arcas trigos e centeas, e as castañas nos canizos. É interesante ouservar a chegada de novos froitos, o millo e as patacas, e o planteamento de pagos de rendas, cando estan plantas teñen xa un volumen cobizoso nas sementeiras.

A terra arzuán é terra onde os soutos de castiñeiros cubrían notables exensións de encostas nas veiras dos ríos, foron desparecendo e hai necesidade de retornar a esta noble planta que da beleza a un lugar, sabroso froito e madeira de gran calidade. Índa hani no paisaxe o carballo trunfante, as grandes carballeiras gala de moitos lugares, tamén elas tiveron moitos nemigos: a construcción de vivendas, os maquinismos de labranza, os barcos, as travesas do tren e o lume. De vez en cando pérdese un carballo tipo, un carballo co seu nome como o Carballo das mentiras, en Calvos de Sobrecamiño, non era un patricio como o de Santa Margarita de Pontevedra, era un árbol emprazado na veira do camiño disposto de tal xeito que permitía sentarse ó seu redor de un modo natural polo rebaixe da terra, agora sentábanse na súa veira os veciños que tiñan os seus parlamentos denantes da Misa, noutros tempos debeo ser no carballo onde se xuntaban o Consello parroquial, e quizais de tales xuntanzas acadara o nome. Inda quedan grandes chouzas e carballeiras como a da Castañeda que fai a maravillosa estampa diante da casa de Saavedra e a Carballeria da Illana da que hai de lembrar a cantiga da costureira a que fan unha pregunta pra ónde se vai seu corazón e da unha curiosa resposta pra que ninguén intente minguar a súa ilusión:
– Costureiriña bonita díme donde fas o niño:
– na Carballeira da Illana, no máis alto carballiño.

Na economía arzuán ten unha importancia moi grande o gando. no século pasado eran moi numerosas as greas e os rebaños. nun certamen que se celebrou en Santiago con motivo das Festas do Apóstolo o 25 de Xullo de 1861 gañou un premio de 200 reas un potro de dous a catro anos, Don Antonio Sánchez Barallobre, natural de San Xulián de Cumbraos. Era un concurso de gando pra estimular ás xentes a seleccionar o gando. Pero temos que facer eiquí unha distinción: as vacas. Una aforismo galego dí: a vaca é a pipa do labrador. Deica agora a vaca foi todo pra un labrador e na maior parte de Galicia os veciños sentíanse solidarios no caso de que unha vaca caise por un barranco e rompese unha perna, había que sacrificala e os veciños iban todos mercar carne para axudar á perda. A xugada era o motor de todo o traballo: carro, arado e grade funcionaban tirados na maior parte das familias, por unha xugada de vacas; unicamente os carreteiros tiñas as xugadas de bois e os labradores mais podentes. O dono vía nas vacas, na xugado o seu gran amparo. Vai desaparecendo a tracción animal, o carro. Agora que os estoupidos do tractor apagaron o seu canto lembremos os versos de Cabanillas: “Meu carriño!”

Carriño forte e xeitoso
meu carriño
arrolador e mimoso
como o berce d-un meniño!
Meu carriño cantareiro!
O de xuga e cabezalla
coa puntiña da navalla
pulidos da miña man!
Sempre ó paso, sempre xuntos
entre estripos e entre frores,
cantemos nosos amores,
sin sair do noso chan!
Meu amor de carreteiro!
Meu carriño!
O do eixo de ameneiro
e os canizos de sanguiño!
Lévame, meu carro, leva,
pola meiga terra nosa
que a miña alma saudosa
lonxe d-ela non se afai.
Lévame por onde escoite
a fala doce e sentida
entre biscos deprendida
no colo da miña nai!

O poeta ten pro carro unha saudosa despedia:

Oxe corredoira abaixo,
mañán corredoira arriba,
mentras ti dures e eu viva
teremos un camiñar.
E cando ti xa apodrezas
e eu dé o laio derradeiro,
que fagan do teu chedeiro
a caixa pra me enterrar!
O do eixo de ameneiro
e os canisos de sanguiño!
Meu amor de carreteiro!
Meu carriño cantareiro!
Meu carriño!

A desaparición do carro como a desaparición da cociña de lareira é unha mostra de gran transformación. O carro morre sin que se teña despenalizado o seu canto nas vilas e cidades. Quizais inda alguén lembre a tabua co letreiro; VEHICULOS 10 Km. a la hora. PROHIBIDO EL CANTO DE LOS CARROS. Por eso outro poeta Eladio Rodríguez González, adicoulle tamén os seus versos dándolle consellos:

Non te mentas de romplón
por onde haxa pedrugallo.
Vaite ben a modo, ô son
da tua rítimica canción,
que nos eidos é traballo
e nos campos oración.
Cánsate nos teus camiños,
enzoufate nos bulleiros,
espíñate nos espiños,
máncate nos comareiros
e mollate nos lameiros
dos tarreos campesiños…
Mais non entres na ciudade,
pois se te sinten cantar
xa non te deixan pasar
no nome da autoridade…
E non te vaias rogar
que xa te virán buscar
por propia necesidade!

Como un tubrión que vai arrasando xa poucos carros quedan soio nas terras moi quebradas seguirán usando por agora, o seu carriño. Quedan as vacas liberadas do xugo e do trobo, pero a vaca seguirá sendo o anmial familiar tan mansiñas que chamadas dende lonxe viñan, como un can, pra comer un codelo de brona ou unha espiguiña nova, e a súa crianza facíase on delicadas atencións porque na vaca encerrabase unha ilusión como refiren versos de Crecente Vega, adicagos a unha becerra, a unha pucha mal mantida, que comprou por trinta reás:

A MIÑA PUCHA

Cavilando coma un toldo,
entre trasgrolo e trasgrolo
pensaba na cama eu solo
como poerme en gado meu.
Ter vacas miñas! Canté!
Pro fai falla ter un pé.
Ti cómo farás José?

Maxinando n-isto eu,
Anxela dime baixiño:
Sabes en qué penso homiño?
En pillar outtro camiño.
Ou non val Pepe d-Hermida
mais que pra tirar dun raño?
Merca unha puchiña, diaño,
anque sea como un año,
pra empezal-a nosa vida.

E aforra que aforrarás,
hoxe un can, mañán dous cas,
â conta dos meus xornás
merquei onte na Barqueira.
Non é moi grande a becerra,
óra que é moito por terra.
Non me baixou unha perra
dos trinta, e fixen boa feira.

Os pés esquerquenadiños
ten, e os osos ispidiños
coma as pedras dos camiños,
e o pelo repuluxado
coma os dentes dun rastrelo.
Tocoulle pouo farelo,
que nadia dí como o pelo
se ven de man probe o gado.

Ven de pasar fame pura;
pro ten oso e armadura
pra botar boa figura
o día que ande ben chea.
E anque é hoxe unha pataca
e como os cainzos fraca,
hei facer dela unha vaca
como as millores da aldea.

E logo hasta é tan mansiña!
cando seu dono a acariña
pandéase, e tan quediña
se queda como unha pedra,
sin moverse ben nin mal.
Que é tolamia? Non é tal,
que anque sea un animal
tamén co cariño medra.

Becerriña que remós,
ti has-me de dar puchos bós,
ti serás meu ben de Dios,
pra que a fame non me anubre.
Ti no aleitar has de ser
unha fonte, si Dios quer,
e os meus fillos hei manter
co leitiño do teu ubre.

Por ti de probe hei salir.
en tí vexo o meu porvir,
o empezo do meu vivir,
o comenzo do meu gado.

Con qué pracer te aloumiño,
miña pucha, meu cariño,
a de esqueleto ispidiño
e pelo repuluxado!
teño de facerche un traxe;
heite por de boa peñaxe
co millo da miña ucha…
O que é se Dios te me deixa.
Miña becerriña teixa!
meu cariño. Miña Pucha!

En Arzúa tiña que ser moi boa a carne de vaca como podemos demostrar léndolles un mandato do Fuero da Vila. Hai que ter en conta que o Arcebispo de Santiago, como xa se dixo, era señor da Vila, e o Fuero dí: “En el dicho lugar de Arçua da el concejo al señor (niste caso o señor como acabamos de decir é o Arcebispo) cada que fuer o vinier a Castilla e pasar por y un odre de viño e sesenta panes unha perna de vaca.”

Agoraa diremos: falouse do gando, das vacas, do leite e preguntámonos a nos mesmos: e os queixos? Do queixo non fala o Fuero pero temos un documento o que non se lle borrou a tinta. Trátase dunha representación dos queixos arzuáns o lado das empanadas de lamprea de Padrón, o caldo na pota eo viño quizais da Ulla ou do Salnés. Todo un banquete de bodas. Están esculpidas tales viandas en fino granito nas ménsulas do Pazo de Xelmirez en Santiago, no gran comedor onde se representa unha boda de moito fuste; Sánchez Cantón cree que poder ser a boda de Alfonso IX de León, este rei morre en 1228, polo tanto dende fai mais de 700 anos os queixos de Arzúa formaron parte das boas comidas. Non variaron de feitío, nin de tamaño, son redondos e completamente planos. Fomaba parte o queixo arzuán das grandes comidas, das máis vistosas comidas. Algún tempo cantábase na ruada a cantiga do queixo, millor do que comía o queixo; do criado que louvaba a fartura na casa do seu amo:

A mañán almorzo queixo,
ás doce queixo con pan,
á tarde merendo queixo
e á noite queixo me dan.

Alguén me dixo unha frase atribuída a Marañón: ningunha comida de queixo nin sin queixo. As verbas do ilustre escritor recomendan o consumo de tan delicado manxar, e sendo consello de médico índa debe ser mellor acollido. E posto que espigamos no Cantigueiro lembremos a petición primeira que se fai do leite, materia prima pra outer o queixo:

Eu pedinlle o leite a vaca,
a vaca pideume herba,
e pedínlle a herba ó prado
e o prado pideume a rega.

A vaca non é un animal eisixente pero o agricultor, ou quizais millor a agricultora, conoce moi ben os alimentos que dan millor calidade de leite que se traduce seguidamente nos queixos por iso hai o quiexo da nabiza, o quixo da palla seca, o queixo da millarada, e índa se poderá distinguir a calidade dos prados, a auga coa fariña ou co relón, toda unha encadeada alimentación fará o queixo máis ou menos mantecoso dende o que regaña e se desmorona co seu peso, deica o que se mantén sin corte nin arruga. Calquera fará declaran a quen non comeo canto quixera comer e dí: Eu do queixo non me queixo, queíxome polo que deixo. Ou do que compara a ración do queixo coa do pan e dí: A min tanto queixo como pan, nunca mo dan.

Inda hai outra escolla o leite de determinada vaca, polo menos é razón que teño escoitado decir cando alguén matizaba o sabor dun queixo. Tén tamén a súa adiviña: Blanco sin cal nin neve, roda que non fai rodeira e ollos que nunca ven. Sábela adiviñadeira. Tamén o refrán tén os seus exemplos no queixo, así digamos como exemplo: O trigo e o centeo mercalos na eira, e o queixo na queixeira.

Veciños da Terra de Arzúa a vosa Festa renova o mérito extraordinario do traballo.

Antón Fraguas