A epidemia de cólera en Arzúa, 1884

“Tierras de Santiago” foi un semanario gratuíto que se encartaba co xornal “El Correo Gallego”. O 22 de setembro de 2009 publicou un artigo de Armando Cascón Rodríguez que hoxe reproducimos:

A epidemia de cólera en Arzúa. 1884

A epidemia do cólera apareceu no distrito arzuán no mes de xullo de 1884. Para afrontar este problema, o alcalde Ramón Eiras Camba, habilitou un presuposto extraordinario e o 24 de agosto ordeábase a limpeza da conducción de auga da rúa do Carme, a recomposición da rúa do Cano e a construcción dun sumidoiro para guiar as augas fecais da Casa Cuartel evitando así a difusión da enfermidade. Ao mesmo tempo, constituiuse unha comisión de urxencia composta por responsables da sanidade local e membros da corporación, entre os que estaban o médico Vicente Villaverde, o boticario Andrés Núñez Casal, o veterinario Angel Piñeiro e o rexedor José Costoya Quintás, co fin de facer visitas domiciliarias e previr a súa propagación. Ainda que esta epidemia non incidiu notablemente no índice de mortandade, no noso municipio sí fixo manter en vilo á sociedade arzuá até o día 1 de outubro de 1885, momento no que se acordou reiniciar a actividade docente nas escolas e se deu oficialmente por rematado o andazo. A esta situación sumábase a crise de subsistencia provocada polas escasas colleitas do ano 1883. Como recollen as hemerotecas, aquel ano en Arzúa a colleita de centeo e de millo fora case nula por motivo do mal tempo. Quenes se resistiron a unha alimentación tan irregular víronse na obriga de abandonar os seus fogares impetrando a calidade pública antes de morrer de fame.

Dictame médico oficial sobre a epidemia de colera de Arzúa do 1853

O Boletín Oficial da provincia da Coruña do 20 de xuño de 1853, baixo o epígrafe “Circular num. 351. Ramos especiales.-Negociado 4º” o gobernador provincial Bartolomé Hermida, publicou un extenso ditame médico. A continuación reproducimos algúns fragmentos polos que podemos saber cousas como que daquela o cemiterio estaba no medio da vila, que case todas as casas tiñan a corte dentro, ou que no cárcere se amoreaban 88 presos. Para os máis interesados deixamos ao final un enlace ao documento completo:

Cuando por el Sr. Alcalde de Arzúa, se me participó el desarrollo de una fiebre parecida á la que invadió el distrito de Noya, dispuse entre otras cosas la remisión de fondos á aquella villa, el establecimiento de un botiquín, y la obervación del carácter de la enfermedad por dos profesores acreditados en la ciencia de curar, que designados por el Señor Alcalde de Santiago, lo fueron el Dr. D. Ignacio Caballero y el Licenciado D. Joaquín Iglesias Camino, quienes obedientes á la voz de la autoridad, salieron gustosos y sin dilación á cumplir con un deber sagrado que la humanidad doliente reclamaba de ellos; y después de haber examinado y estudiado con detenimiento la enfermedad, emitieron el siguiente luminoso dictamen.

Dictamen sobre la enfermedad reinante en la villa de Arzúa en Mayo de 1853.

Nombrados por el Sr, Alcalde de esta ciudad en virtud de disposición del Sr. Gobernador de la provincia, para observar el carácter de la enfermedad desarrollada en la villa de Arzúa, lo verificamos el día 28 próximo pasado.

A nuestra llegada nos presentamos á las Autoridades de aquella villa, y avisados los dos profesores que se hallaban asistiendo á los enfermos, conferenciamos á fin de averiguar las causas, invasión y desarrollo de la enfermedad, número de enfermos existentes, clasificación y método curativo que se seguía.

Inmediatamente recorrimos en compañía de dichos profesores la mayor parte de los enfermos de la población, sin olvidarnos, á pesar de la insalubre atmósfera en que están sumidos los presos de la cárcel pública, de reconocer igualmente los que allí existían. Hay casas donde se hallan seis enfermos, en otras cuatro y muchas tres y en pocas ó ninguna un enfermo aislado. En la cárcel había trece, y otra casa que servia de prisiion dos. (…).

Nada de fijo pudimos averiguar respecto á las causas que pudieron influir en su desarrollo, pero no podemos menos de confesar que son estacionales, apareciendo periódicamente, como sucedió en el año anterior en las parroquias cercanas a esta villa, aunque no invadiendo á un número tan considerable de individuos a la vez. La situación topográfica de Arzúa no puede influir en nada para su apareción, pues colocada en una altura esta precisamente combatida por todos los vientos; tan solo la situación del cementerio en el centro de las casas que casi todas tienen establos, y por tanto faltos de limpieza, y sobre todo la mala construccion del edificio de la cárcel pública en donde los calabozos y departamentos no tienen absolutamente ninguna ventilación, y en donde se hallaban ochenta y ocho presos, siendo por tanto un foco perenne de infección, pudieron contribuir para su mayor incremento, dándole á la enfermedad el carácter de epidémica. A esto debe unirse la estación intensamente húmeda y fría por que pasamos.

(…)

Las noticias que adquirimos ya en nuestra estancia en dicho punto y aun despues de nuestro regreso, son: que esta enfermedad sigue desarrollándose en las parroquias contiguas, como Santa María de Arzúa, San Martín de Calvos, de Sobrecamino, San Esteban del Campo, y por otro punto se presentaron ya algunos casos en Boente, no dejando de producir bastante estrago. Santiago 2 de Junio de 1853 (…).

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